¿Un atasco? ¿El trayecto en transporte público? ¿Un cliente que tardará unos minutos en recibirte?
¿Y qué vas a hacer?
¿Oír simplezas en la radio? ¿Mirar el paisaje? ¿Echar un vistazo a las insulsas revistas de la sala de espera?
Los tiempos muertos, esos momentos en los que uno se encuentra teóricamente sin nada que hacer por culpa de circunstancias externas, son inevitables en el día a día profesional, y mucho más para un vendedor sujeto en parte a la disponibilidad de sus clientes y habitual de las salas de espera.
Uno de los usos típicos de estos momentos es la llamada telefónica, siempre tenemos llamadas pendientes, y la combinación de teléfono móvil más manos libres es especialmente efectiva en medio de un atasco, pero esto no siempre es posible: no se puede hacer en un avión y en casi ningún metro, no es cómodo ni discreto en un autobús y poco educado mientras esperas que te reciban en la oficina de un cliente.
Creo que los tiempos muertos son buenos momentos para la creatividad: de pronto tu mente está liberada de preocuparse por el siguiente acontecimiento. No puedes hacer prácticamente nada para que el avión llegue antes, el atasco se resuelva o el cliente salga de su reunión y te reciba de inmediato, y por tanto puedes dedicar todas tus neuronas a cualquier otro asunto.
Para motivar esa creatividad y aprovechar los resultados yo siempre llevo encima:
Y tú ¿cómo utilizas tus tiempos muertos?
¿Y qué vas a hacer?
¿Oír simplezas en la radio? ¿Mirar el paisaje? ¿Echar un vistazo a las insulsas revistas de la sala de espera?
Los tiempos muertos, esos momentos en los que uno se encuentra teóricamente sin nada que hacer por culpa de circunstancias externas, son inevitables en el día a día profesional, y mucho más para un vendedor sujeto en parte a la disponibilidad de sus clientes y habitual de las salas de espera.
Uno de los usos típicos de estos momentos es la llamada telefónica, siempre tenemos llamadas pendientes, y la combinación de teléfono móvil más manos libres es especialmente efectiva en medio de un atasco, pero esto no siempre es posible: no se puede hacer en un avión y en casi ningún metro, no es cómodo ni discreto en un autobús y poco educado mientras esperas que te reciban en la oficina de un cliente.
Creo que los tiempos muertos son buenos momentos para la creatividad: de pronto tu mente está liberada de preocuparse por el siguiente acontecimiento. No puedes hacer prácticamente nada para que el avión llegue antes, el atasco se resuelva o el cliente salga de su reunión y te reciba de inmediato, y por tanto puedes dedicar todas tus neuronas a cualquier otro asunto.
Para motivar esa creatividad y aprovechar los resultados yo siempre llevo encima:
- Agenda. Un espacio que de momento no he cedido a internet. Mi agenda sigue siendo el clásico "tocho" (24x16 cm.) donde se escribe al estilo 1.0 y nunca tiene problemas de cobertura. En los tiempos muertos planifico y organizo los días o semanas siguentes.
- Cuaderno. Para apuntar ideas, proyectos, notas... cualquier cosa que no se refiere a una fecha concreto y no tenga por tanto cabida de momento en la agenda. Me declaro fetichista de los cuadernos Guerrero de la casa Unipapel, concretamente la referencia 71334, 60 páginas de formato 21,5x15,5 cm que por tanto cabe perfecto en la agenda.
- Libro. Imprescindible. La última semana la nueva edición aumentada de La Economía Long Tail.
- Internet móvil. No hace falta un ultra moderno iPhone para llevar internet en el móvil y ya hay tarifas lo suficientemente económicas como para que merezca la pena a cualquier profesional (un Nokia N81 gratuito y tarifa plana de 12 €/mes en mi caso). Yo aprovecho tiempos muertos para leer y responder el correo, comentarios en mis blogs, repasar el GoogleReader (agregador de noticias) y pasear por Twitter. Son labores que en otro caso uno se encuentra haciendo al final de la jornada, muchas veces con ganas ya de desconectar y por tanto con peor calidad de respuesta.
Y tú ¿cómo utilizas tus tiempos muertos?
La verdad es que los tiempos muertos son para mí los mejores momentos si tengo la mente descansada para pensar en los proyectos que tienes en ese momento (es cuando mejores ideas se me ocurren) o leer, de hecho viajo en metro para poder leer camino del trabajo :-); siempre con un lápiz 1.0!!
ResponderEliminarUn abrazo,
Confieso miedo o celoso de mi privacidad, bueno a mi desorden mejor dicho. Me declaro desordenado, nada de lo que llevo con mi persona esta a buen recaudo, ni el móvil ni las gafas ni nada ajeno a mí. De todo esto soy consciente y tengo desconfianza en plasmar mi yo interno en nada externo, por eso una conexión desde cualquier punto del mundo con mi clave me da cierta confianza pero demasiada dependencia.
ResponderEliminarLos medios materiales mínimos los aprovecho lo mas que puedo en tiempos muertos, que por mi falta de orden a veces son demasiados. Me funciona la agenda de google y la “grabadora de momentos “como digo yo en el móvil, que entiendo que a nadie le merece la pena el trabajo de desbloquear la contraseña para acceder a mis datos o a mis pensamientos. Por el contrario la agenda tocho solo con abrirla te tienen.
Estoy de acuerdo con Juan Antonio lara en el tema de la seguridad. Medio mundo anda paranoico con que si dejas datos en internet te los pueden robar (que no digo que no) y luego llevan la biblia en verso en una agenda manual que te la dejas en cualquier sitio y queda todo al descubierto.
ResponderEliminarDaniel Ponte: la verdad es que el metro debe ser el sitio donde se ve más gente leyendo.
ResponderEliminarJuan Antonio Lara y NFRMTC: no creo que lo que apunto en mi agenda tenga mucho valor para nadie. En caso de pérdida es más el perjuicio mío que le beneficio ajeno, eso seguro.